domingo, 20 de diciembre de 2015

Catarsis

Vamos a olvidarnos de las reglas, los códigos y los formatos; recordemos el coraje, la pasión, y la furia que vive dentro de nosotros. Reventemos a los gritos y alimentemos a los demonios que se enamoran de las sonrisas. ¡Al diablo la exactitud y la coherencia! ¡Que viva la locura!

Que lluevan las flores del deseo, vamos mordiendo la consciencia y aterrizando las ideas de la magia que gesta una catarsis, emancipemos la luna y aquella estrella fugaz. Hay que beber los mares que navegan en tus ojos y descubrir la risa que contagia el éxtasis...

Que los rumores se quemen y que no exista aquello que nunca fue útil; que vuelen las aves del olvido y se lleven los miedos del silencio y el polvo... Hay que explotar en la utopía, tejerla real y callar los dolores del cielo y que, por favor, tu risa cimbre las entrañas y los horizontes del mundo...





martes, 1 de septiembre de 2015

No tengo diéresis

Yo no tengo diéresis que morder ni que adornar,
no hay colores que derretir ni cielos que cabalgar.
El tiempo me come al paso del viento, las olas se llevan el sentimiento; los traen, los llevan, juegan con los sueños, las ilusiones y se carcomen mis emociones.
Busqué la diéresis en una montaña, se escondió en el bosque de la cabaña.

Tu mirada que todo lo baña, que todo lo empapa, mis acentos que todo lo ensucian, pero no hay aluvión que mueva este siroco como tus muecas que todo lo matan. Y el sol que brilla y quema, pero no es real, solo envejece y voy como zombie comiéndome el cerebro, lamiendo tu rastro, hasta el olvido y el desdén de tus casualidades.

Aquellas hojas que tiraron tu cabello me armaron un sendero que no mis piernas caminaron, que no tus pasos andaron.
Tanto es esto que tan poderosa eres, más tú lo reduces al no más, a la indiferencia del sabor amargo de tu media sonrisa, que no sé adornar porque no tengo diéresis.

sábado, 15 de agosto de 2015

Vagabundos


A los vagabundos también nos da hambre
También tuvimos madre
Tuvimos perro que nos ladre…

Los vagabundos también reímos
También dijimos te amo
Y a raíz de eso, no sé ni cómo me llamo

Los vagabundos también tenemos miedo
Por supuesto que nos da frío
Y nos han dejado en el olvido…

Los vagabundos también queremos escribir
También bailamos y tenemos razón
Nos volvemos locos de emoción

Los vagabundos también decimos
Y aunque olvidamos cómo vivir
No queremos morir

Porque los vagabundos nunca dejamos de sentir…

sábado, 11 de julio de 2015

Cuando te rompen el corazón

Cuando te rompen el corazón, no te rompen el corazón, te rompen el espíritu, el coraje, las ganas. El corazón sigue latiendo, enviando sangre, filtrándola; eso es lo peor, el corazón sigue ahí y no te lo han roto. Te han roto las piernas y las ganas de dar un paso más, las ganas de hablar y de esbozar sonrisas.

Te invade el deseo de masticar pólvora, de ingerir veneno, de arrancarte las venas; tu corazón está estremecido, pero no roto, ese se acelera y no te deja morir, lo que está roto es el tren de pensamiento claro, tiene el cerebro atrofiadas las vías, los cables estan cruzados, hay tráfico mental, las palabras son grises.

No, el corazón no esta roto cuando te rompen el corazón. Se rompe la esperanza, la ilusión, los sueños, las sonrisas, pero nunca el corazón, sólo la razón, la cordura y lo congruente; todo se desvanece, entonces estás loco, le sonríes al suicidio, a la irreverencia, a la depresión, al demonio y los fantasmas te dominan. Cuando te rompen el corazón, te rompen los detalles.