Vamos a olvidarnos de las reglas, los códigos y los formatos; recordemos el coraje, la pasión, y la furia que vive dentro de nosotros. Reventemos a los gritos y alimentemos a los demonios que se enamoran de las sonrisas. ¡Al diablo la exactitud y la coherencia! ¡Que viva la locura!
Que lluevan las flores del deseo, vamos mordiendo la consciencia y aterrizando las ideas de la magia que gesta una catarsis, emancipemos la luna y aquella estrella fugaz. Hay que beber los mares que navegan en tus ojos y descubrir la risa que contagia el éxtasis...
Que los rumores se quemen y que no exista aquello que nunca fue útil; que vuelen las aves del olvido y se lleven los miedos del silencio y el polvo... Hay que explotar en la utopía, tejerla real y callar los dolores del cielo y que, por favor, tu risa cimbre las entrañas y los horizontes del mundo...
domingo, 20 de diciembre de 2015
martes, 1 de septiembre de 2015
No tengo diéresis
Yo no tengo diéresis que morder ni que adornar,
no hay colores que derretir ni cielos que cabalgar.
El tiempo me come al paso del viento, las olas se llevan el sentimiento; los traen, los llevan, juegan con los sueños, las ilusiones y se carcomen mis emociones.
Busqué la diéresis en una montaña, se escondió en el bosque de la cabaña.
Tu mirada que todo lo baña, que todo lo empapa, mis acentos que todo lo ensucian, pero no hay aluvión que mueva este siroco como tus muecas que todo lo matan. Y el sol que brilla y quema, pero no es real, solo envejece y voy como zombie comiéndome el cerebro, lamiendo tu rastro, hasta el olvido y el desdén de tus casualidades.
Aquellas hojas que tiraron tu cabello me armaron un sendero que no mis piernas caminaron, que no tus pasos andaron.
Tanto es esto que tan poderosa eres, más tú lo reduces al no más, a la indiferencia del sabor amargo de tu media sonrisa, que no sé adornar porque no tengo diéresis.
no hay colores que derretir ni cielos que cabalgar.
El tiempo me come al paso del viento, las olas se llevan el sentimiento; los traen, los llevan, juegan con los sueños, las ilusiones y se carcomen mis emociones.
Busqué la diéresis en una montaña, se escondió en el bosque de la cabaña.
Tu mirada que todo lo baña, que todo lo empapa, mis acentos que todo lo ensucian, pero no hay aluvión que mueva este siroco como tus muecas que todo lo matan. Y el sol que brilla y quema, pero no es real, solo envejece y voy como zombie comiéndome el cerebro, lamiendo tu rastro, hasta el olvido y el desdén de tus casualidades.
Aquellas hojas que tiraron tu cabello me armaron un sendero que no mis piernas caminaron, que no tus pasos andaron.
Tanto es esto que tan poderosa eres, más tú lo reduces al no más, a la indiferencia del sabor amargo de tu media sonrisa, que no sé adornar porque no tengo diéresis.
sábado, 15 de agosto de 2015
Vagabundos
A los
vagabundos también nos da hambre
También
tuvimos madre
Tuvimos
perro que nos ladre…
Los
vagabundos también reímos
También
dijimos te amo
Y a
raíz de eso, no sé ni cómo me llamo
Los
vagabundos también tenemos miedo
Por
supuesto que nos da frío
Y nos
han dejado en el olvido…
Los
vagabundos también queremos escribir
También
bailamos y tenemos razón
Nos
volvemos locos de emoción
Los
vagabundos también decimos
Y
aunque olvidamos cómo vivir
No
queremos morir
Porque
los vagabundos nunca dejamos de sentir…
sábado, 11 de julio de 2015
Cuando te rompen el corazón
Cuando te rompen el corazón, no te rompen el corazón, te rompen el espíritu, el coraje, las ganas. El corazón sigue latiendo, enviando sangre, filtrándola; eso es lo peor, el corazón sigue ahí y no te lo han roto. Te han roto las piernas y las ganas de dar un paso más, las ganas de hablar y de esbozar sonrisas.
Te invade el deseo de masticar pólvora, de ingerir veneno, de arrancarte las venas; tu corazón está estremecido, pero no roto, ese se acelera y no te deja morir, lo que está roto es el tren de pensamiento claro, tiene el cerebro atrofiadas las vías, los cables estan cruzados, hay tráfico mental, las palabras son grises.
No, el corazón no esta roto cuando te rompen el corazón. Se rompe la esperanza, la ilusión, los sueños, las sonrisas, pero nunca el corazón, sólo la razón, la cordura y lo congruente; todo se desvanece, entonces estás loco, le sonríes al suicidio, a la irreverencia, a la depresión, al demonio y los fantasmas te dominan. Cuando te rompen el corazón, te rompen los detalles.
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