domingo, 9 de agosto de 2020

Yo olvidé todo eso

Yo olvidé todo eso…

No recuerdo… Por conveniencia, que fui yo quien defraudó primero…

Que tú perdonaste y juntos seguimos adelante

Y de nuevo, fui yo quien le prendió fuego…

Yo olvidé todo eso…

Olvidé también el cincelado de tu cuerpo,

La sonrisa a mano que te dibujaron los bosques…

Ese andar tan tuyo por los huertos que solo tú conoces…

Olvidé el aroma de tu cabello que se desprende después de bailar con el viento.

Olvidé, también, las maromas de muñeco aporcelanado del que pretende, pues, acomodar un sentimiento.

Olvidé todo, el sabor de tus labios, la posición de tus lunares extraños.

El final de tu espalda y cómo tus abrazos me calman.

Las gotitas de sudor que se te resbalan por detrás del cuello…

Mucho sol, abrigo y sombrero…

Olvidé también que sin tus lentes no ves bien

 y que con ellos te ves bien,

pero aquellos dicen: te ves bien sin ellos.

Y entonces juegas al juego que llamas ensayo sobre la ceguera intentando ver bien sin lentes porque te ves bien sin ellos dicen aquellos…

Olvidé que reíamos juntos de todas estas palabras, las cosas extrañas y una que otra maraña

Bueno, olvidé también que… tú no existes.