jueves, 26 de enero de 2017

19 de octubre



Me preguntaron que si ya superé a la mujer que me gusta, 
que si he puesto mis ojos en alguien más 
o que cuánto me dura a mi el amor...

Yo no tengo nada que superar, 
no soy un niño que se le va antojando cualquier juguete de escaparate, 
no llevo por corazón una esponja que va goteando agua, 
no tengo por sentimiento un volcán 
que a veces quieto, que a veces en erupción.

Ella se va a quedar aquí conmigo, 
cuantas veces yo quiera y hasta cuando no pueda. 
Porque por mis poros entró y por ningún lado sale; 
porque su aroma me volvió loco y su sonrisa no me puso los pies en la tierra...
yo no voy por la vida enamorándome de cualquiera, 
yo me enamoro de la que es mujer, 
de la que va rugiendo por la vida, con pasos retumbantes con cadencia elegante, 
de la mujer que sabe hablar, pedir, exigir...

De la que llora hasta el desgarro y se levanta gritando a bocajarros; 
de la que es responsable, honesta y directa; 
de la que tiene ternura y furia al existir; 
de la que está aquí pero que va viviendo aparte; 
de la que es inocente pero se sabe culpable; 
la que no degusta, la que no come, la que devora, la que sabe morder hasta extasiarme... 
la que en la cama se sabe bestia y me va arrancando las entrañas y las enreda entre sus piernas;
la que me desquicia cuando descubre sus hombros y el color de su piel me atormenta...

La que se sabe mujer delicada y potente; libre y dueña del camino; 
la que sabe que no es parte de un poema sino la poesía misma; 
la que se entiende por tormenta, por huracán; 
la que tiene el corazón por medusa y los ojos por dos lunas que hipnotizan; 
la que te pide las llaves del timón y maneja; 
la que guarda silencio y me sigue gritando desde el vientre, 
la que le gusta ser niña inocente, pero que es mujer y a cada paso me pervierte, 
la que destruye mis planes y construye mi vida, 
la que pinta de colores mis desayunos y me despeina por las noches, 
la que no tiene reloj, tiene instinto... 
la que me endulza el café con la sonrisa...

¿Que si ya superé a esa mujer? 

Anda tú ahogate en esa tormenta que llamas olvido, 
en ese huracán que llamas superar, 
en ese tornado que llamas pasar página... 
porque a mí me daría vergüenza decir que perdí la pasión por semejante mujer.