domingo, 9 de agosto de 2020

Yo olvidé todo eso

Yo olvidé todo eso…

No recuerdo… Por conveniencia, que fui yo quien defraudó primero…

Que tú perdonaste y juntos seguimos adelante

Y de nuevo, fui yo quien le prendió fuego…

Yo olvidé todo eso…

Olvidé también el cincelado de tu cuerpo,

La sonrisa a mano que te dibujaron los bosques…

Ese andar tan tuyo por los huertos que solo tú conoces…

Olvidé el aroma de tu cabello que se desprende después de bailar con el viento.

Olvidé, también, las maromas de muñeco aporcelanado del que pretende, pues, acomodar un sentimiento.

Olvidé todo, el sabor de tus labios, la posición de tus lunares extraños.

El final de tu espalda y cómo tus abrazos me calman.

Las gotitas de sudor que se te resbalan por detrás del cuello…

Mucho sol, abrigo y sombrero…

Olvidé también que sin tus lentes no ves bien

 y que con ellos te ves bien,

pero aquellos dicen: te ves bien sin ellos.

Y entonces juegas al juego que llamas ensayo sobre la ceguera intentando ver bien sin lentes porque te ves bien sin ellos dicen aquellos…

Olvidé que reíamos juntos de todas estas palabras, las cosas extrañas y una que otra maraña

Bueno, olvidé también que… tú no existes.


jueves, 9 de julio de 2020

Adicto

Soy adicto a esa salecita de mar que se escoce con tu sudor

A la canela picante de tus caderas

Soy adicto a tus orejas

A nuestros días extraños...

 

Soy adicto a la cascadita de tus pechos.

A los maizales de tu vientre

Las cataratas de tus muslos

A las lagunas de tu entrepierna

 

Los temblores de tu pasión.

En tus hombros un caracol

El descenso de tu espalda

El desliz de tus nalgas

Un sismo tus gemidos

La brisa de tu perineo

Las minas en los poros de tu piel

Los riscos en los vellos de tu miel

 

Soy adicto de tus brazos

Al timbre de tu voz

A la mera comisura de tus labios

Del sabor de tus piernas

Del aroma de tus cabellos

A lo húmedo de tu lengua

A tus besos que saben a fresa tierna

Al tono de tus sonidos


Soy adicto al universo de tus ojos

A tu ser o parecer

A lo que dices cuando callas

A lo que gritas cuando sonríes

A las huellas de tus pies

A tu basura

A las decisiones tuyas

 

Soy adicto a tus imperfecciones

A tus frías emociones

A tu primera mirada al despertar

De tu puchero cuando lloras

Al bostezo de tu sueño cuando te acabas

A tu flojera para maquillarte

A tu locura sencilla

A la desfigura de tu rodilla

 

Soy adicto a tus rastros de azufre 

Al lunar escondido en tu palma derecha

A tus labios delgados

Tu boca pequeña

Tus explicaciones cortas…

A esa carnita de tu labio inferior

A la cosquilla que me pica la lengua al navegar en tus orillas

A los abismos de bruma electrizante de tu interior

Soy adicto, a ese lunar que tienes… en la mejilla…